viernes, 22 de julio de 2022

Identidad y simbología en el fútbol 

 

El fútbol es considerado el deporte rey no sólo por su enorme difusión, virtualmente presente en todo el mundo, sino sobre todo por la pasión que genera en millones de personas.  No es de extrañar por tanto que en torno a los clubes de futbol se generen identidades y simbologías que llegan a formar parte del folclore popular. Normalmente, estas identidades surgen de manera espontánea y se consolidan a lo largo de los años. Sin embargo, existen casos en los que se intenta crear artificialmente una “identidad” sin base real alguna, ya sea mediante la elección de símbolos de manera forzada o mediante la vil copia de simbologías o esquemas identitarios previamente existentes. 


Simbología genuina versus simbología artificial: el caso de Colo Colo y Alianza Lima


Un caso que se presta para graficar las diferencias entre la simbología genuina versus aquella que se intenta imponer de manera forzada y artificial, sin base real alguna, es el caso de los clubes Colo Colo (Chile) y Alianza Lima (Perú).

Es ampliamente conocido en el mundo que el Club Social y Deportivo Colo Colo, ostenta en su escudo desde hace más de medio siglo la figura de un cacique mapuche, del cual se dice que se habría enfrentado a los españoles en el siglo XVI, y cuyo nombre forma parte de la denominación social del club desde su fundación en 1925. Es decir, desde su nacimiento este club estuvo vinculado a la figura del indio rebelde y así fue asumido a lo largo de los años por sus miles de seguidores, formando parte de una identidad creada de manera genuina y consolidada además con naturalidad.

En contraposición, tenemos a los seguidores del Club Alianza Lima de Perú, quienes a través de su barra denominada “Comando Sur”, desde hace algunos pocos años intentan imponer una simbología cuyo concepto claramente ha sido copiado del club chileno, colocando en sus banderolas la efigie de Túpac Amaru II, que es también una figura con sangre indígena que se rebeló contra los españoles en el siglo XVIII. Sin embargo, en este caso dicha figura no tiene ninguna relación con el Club Alianza Lima; intentándose crear de esta manera una “identidad” que, a diferencia del club chileno, nunca existió con el club peruano, por lo cual resulta falsa y artificial.

En efecto, mientras que en el caso chileno la figura del cacique ha formado parte del nombre del Club Colo Colo desde su fundación hace casi un siglo y es parte de su insignia desde hace décadas (en base a lo cual se ha forjado un genuino símbolo de identidad), en el caso peruano la utilización de Tupac Amaru II por los seguidores de Alianza Lima no puede resultar más incongruente y absurda. 

Como es bien sabido, el Club Alianza Lima fue fundado en la capital peruana (Lima) que es sede de la élite del país, mientras que Tupac Amaru II fue una figura vinculada a la zona sur andina del Perú, específicamente a la provincia del Cusco. Asimismo, mientras que desde sus orígenes el Alianza Lima estuvo vinculado con la población afrodescendiente por los jugadores que incorporaba en sus planteles (su identidad gira más bien en torno a esta simbología), Tupac Amaru II era un mestizo con rasgos claramente indígenas que representó fundamentalmente al ande peruano, por lo cual la incongruencia entre su figura y el club de fútbol limeño resulta ser mayúscula.

En suma, el intento de utilizar la figura de Tupac Amaru II por parte de los seguidores de Alianza Lima, si bien intenta fabricar una simbología que los haga ver como un club del Perú profundo, en realidad no logra cuajar no sólo por ser evidente que se trata de una burda imitación de la identidad del club Colo Colo de Chile, sino sobre todo porque se aleja de su verdadera identidad que, se quiera o no, está fuertemente vinculada con la cultura afroperuana (hasta su mascota tradicional "Quintín" representa a un afroperuano) y no con el Ande. Quizá por ello es que esta nueva "simbología" que intentan imponer de manera antinatural es siempre objeto de burlas en el Perú por los seguidores de los clubes rivales.

Igual ha ocurrido con un reciente intento del Club Alianza Lima por desplazar precisamente a "Quintín", su mascota tradicional, por una figura denominada "Gallo Negro", que no es sino otra copia de mascotas o símbolos previamente existentes en el fútbol mexicano y que pertenece a los clubes Gallos Negros de Querétaro y Gallos Blancos de Hermosillo.

Como puede apreciarse, estos intentos de imponer simbologías de una manera arbitraria, además de la sorna que generan por apelar a la simple imitación, no terminan nunca de cuajar por la sencilla razón de que la identidad es un proceso natural que surge por sí solo y se consolida con el tiempo, más  no se puede fabricar de manera artificial y menos aún cuando resulta incongruente con una identidad previamente establecida.